Creando delincuentes (trapitos)

Es de público conocimiento la intención del PRO de prohibir lisa y llanamente la existencia de cuida coches o limpia vidrios en las calles porteñas. Intención que manifiesta claramente la supuesta necesidad de reforzar el control sobre los espacios públicos. Batalla que viene dando el gobierno de la ciudad desde que asumió, con la creación de la UCEP por ejemplo.


Ahora bien, la idea falsa de la recuperación del orden en los espacios públicos, es un artilugio para hacer cosmética en la ciudad, para mostrar una imagen de la no existencia de la pobreza, del trabajo irregular, de personas sin traje y corbata, y por supuesto, de control sobre la realidad. Sin embargo, el orden, concepto abstracto e irreal, es una simple ilusión. No existe "un orden", y no podría existir nunca, una vez que somos conscientes que la existencia es parte del caos, del azar, de la imprevisibilidad.

Por otro lado, el ser humano tiene la posibilidad de elegir si determinada conducta es delictiva o no, es decir, las conductas criminales son producto de una elección política criminal determinada. Esta elección, y nuestro apoyo o rechazo, nos dice quienes somos, porque al fin y al cabo, todos nos vamos definiendo por nuestras acciones. Es por eso que, la prohibición de los cuida coches o limpia vidrios no deja de ser -como elección de política criminal- una decisión de definir una actividad como delictiva.

Sin embargo, parece olvidarse que la prohibición crea nuevos delincuentes. Excluye, etiqueta, y remarca un rol que posteriormente se interioriza como cierto. Esto, sin considerar que transformar un trabajo precario en ilícito, coarta la posibilidad de subsistencia de quienes lo realizan, forzándolos a ser más pobres o a delinquir para poder sobrevivir. Una elección perversa sin dudas.

De todas formas, uno podría preguntarse si lo que se intenta es crear más conflictividad o disminuirla. En el mejor de los casos, y prejuzgando que los ciudadanos de CABA se ven forzados a ser solidarios con los que menos tienen, la reforma al Código Contravencional no debería fomentar el desinterés por las personas, el ser poco solidarios o egoístas.

En igual sentido, la normativa actual ampara a quien se ve compelido a pagar por el cuidado del vehículo o la limpieza de sus vidrios (actual Art. 79 CCABA) , y en el por de los casos, ante su daño (Art. 183 CP), es decir, estas consecuencias negativas ya están reguladas y prohibidas. Es por eso que se vuelve notoria la intención de maquillaje en la ciudad, más que la protección de la ciudadanía.

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