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Mostrando las entradas de septiembre, 2007

Llamemos a las cosas por su nombre

Por Francisco N. Ferrón Una cuestión que me llama mucho la atención es el empecinamiento que existe en la doctrina procesalista de cambiar los nombres o maneras de hacer mención a los individuos de la sociedad cuando están enfrentados al órgano jurisdiccional. No es de extrañar que toda persona que se ve sometida a un proceso penal, en el transcurso del mismo y posteriormente, sea individualizada de una forma determinada. Al comenzar el proceso se lo llama imputado, detenido, "demorado", "sospechoso de la comisión de un delito", etc. Posteriormente se lo denomina procesado, reo, preso, "delincuente", privado de su libertad, tumbero, etc. Lo que resulta evidente, es la intención de hacer notar ante los ojos de la sociedad que tal individuo se encuentra cumpliendo un rol determinado dentro de una realidad concreta. Ésta realidad es parte de una realidad más amplia, la realidad social. Dentro de la realidad social todos los individuos somos personas, sujetos